Sólo el enoturismo real ofrece experiencias únicas

Hace unos días, invitaron a Finca Loranque a participar en una jornada de cata y maridaje en una afamada vinoteca. Un lugar excepcional, donde se dieron cita muchas personas interesadas en el maravilloso mundo del vino. Con ellos pudimos disfrutar de sabores y olores, de magistrales charlas sobre la importancia de los maridajes, de la cercanía que produce estar entre aficionados. Pero algo chirrió durante ese encuentro, bien diseñado y programado… Fue el momento, en el que uno de los organizadores reivindicó la jornada y su programa como ‘enoturismo inverso’.

En los últimos meses se escucha con cierta frecuencia- especialmente en redes sociales el término ‘enoturismo inverso’. Como idea no está nada mal. Propone actividades relacionadas con el mundo del vino, pero lo circunscribe en espacios cerrados, generalmente en grades urbes, y el objetivo es dar a conocer las bodegas y sus vinos. La propuesta es muy interesante, no así el término. Porque enoturismo significa, fundamentalmente, viajar y sumergirse en las bodegas. No sólo es vino, sino toda la cultura y desarrollo que lleva detrás su concepción.

Ver y tocar el terruño dónde está el viñedo, oler las estancias de fermentación y crianza, compartir experiencias en un entorno único como único es cada vino. Poner todo ese mundo en relación con su ambiente rural, con los pueblos y la naturaleza que lo circundan, con el resto de productos agroalimentarios que lo complementan en la cercanía, y con la gente que lo hace posible. Sencillamente: AUTENTICIDAD.

Es mucho más que escuchar cómo se hace y disfrutar de sus peculiaridades. Recibir explicaciones sobre Denominaciones de Origen y tipos de uva. Decidir acudir a una propuesta donde se hable de vino, se disfrute de su cata y de sus maridajes, es una opción genial, sin duda… Pero, definitivamente, no es enoturismo.

Como escribía brillantemente Dinamiza Asesores en su blog, “desde nuestro punto de vista, sólo existe un concepto de enoturismo: el que nos lleva a las rutas del vino, a descubrir territorios, la naturaleza y el patrimonio de los pueblos vitivinícolas, paisajes, utilizando el vino como el principal argumento de nuestro viaje y estancia, el que nos permite conocer gentes, participar en fiestas y eventos del mundo del vino”.